Suministramos energía eléctrica en la modalidad «indexada al mercado» a empresas que disponen de contadores horarios y cuyo consumo agregado anual de todos sus puntos de suministro supera los 100.000 kWh/año.
¿Qué es la modalidad indexada al mercado?
Es un precio por kWh variable que depende del precio que resulte en cada hora en los mercados mayoristas de electricidad. En la práctica, significa que nuestros clientes no conocen a priori el precio de la energía eléctrica que van a consumir, sino que éste se construye sumando precios de diferentes índices públicos que conforman nuestros costes de adquisición de energía.
No podemos cambiar el poder de mercado del que disfrutan las empresas que conforman el oligopolio eléctrico en España y, en consecuencia, la falta de competencia existente en el segmento de la generación eléctrica. Por eso nos centramos en ofrecer a nuestros clientes el mismo precio que nosotros pagamos por la energía más una reducida comisión de intermediación dependiente del volumen de cada cliente y de su calificación crediticia.
Nuestra comisión de intermediación es única y, a diferencia de lo que ofertan otras empresas, incluye todos los costes directamente imputables a nuestra actividad, tales como los de los errores derivados entre la previsión de consumo y la realidad (desvíos), los costes financieros, los rappels por volumen…
Nuestros clientes no tienen que realizar previsiones sobre su consumo de energía eléctrica con detalle horario. Nosotros nos encargamos de realizarlas y asumimos, por tanto, los costes derivados de los errores. Pedimos, eso sí, que se nos informe sobre variaciones sensibles en las pautas de consumo debidas a vacaciones, paradas programadas de líneas de producción o similares.
Máxima transparencia
Una de nuestras señas de identidad es la máxima transparencia con nuestros clientes. Nuestro precio indexado se construye a partir de pocos índices, todos ellos públicos. De esta forma nuestros clientes pueden comprobar con todo detalle la corrección de la facturación realizada.
¿Puedo fijar el precio de la energía que voy a consumir?
La historia reciente demuestra que la fijación a priori de un precio trimestral o anual supone en la inmensa mayoría de los casos pagar un sobreprecio. Esto es, la prima asociada a la fijación de precios no suele merecer la pena.
No obstante, hay casos en los que nuestros clientes nos solicitan un precio fijo para la totalidad o parte de su consumo durante un periodo de tiempo determinado. Se trata, por ejemplo, de casos en los que es necesario garantizar un precio de fabricación para determinados productos. Por esta razón, nos mantenemos en permanente contacto con nuestros clientes informándoles de la evolución de los precios de los mercados y aconsejándoles sobre las coberturas de precio que puedan cerrar.
Y, por supuesto, solo vendemos energía 100% renovable
Nuestro compromiso con un cambio de modelo energético basado en ahorro y renovables es incuestionable.
No solo toda la energía que comercializamos tiene certificado su origen renovable por la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC), sino que nuestra inversión directa en plantas solares fotovoltaicas es varias decenas de veces superior a nuestro margen bruto de comercialización.
De hecho, somos muy críticos con el sistema de certificación existente en España: bajo el mismo, una comercializadora que venda energía “verde” no tiene necesariamente que haber invertido ni un euro en renovables. Es más, puede tener fuertes inversiones en energía fósiles.
En efecto, la mayoría de comercializadoras, además de comprar en el mercado mayorista la energía que demandan sus consumidores, también venden –y, naturalmente, cobran por ello– en el mismo mercado la energía de instalaciones de producción. Si éstas son renovables tienen reconocido el derecho a que la CNMC les emita un certificado de origen de su energía que, hoy por hoy, se suele quedar el comercializador sin que el productor reciba nada a cambio. De hecho, los productores no cuentan con ingreso alguno por este concepto, sino que basan sus cálculos en los ingresos retributivos que asumen la totalidad de consumidores. Puede concluirse, por tanto, que mientras que todos los consumidores afrontamos el coste –y nos beneficiamos de los enormes impactos positivos– de las renovables, solo algunos exhiben que su suministro se realiza con energía 100% renovable.
Es cierto que si la sensibilidad a favor del origen renovable de la electricidad fuera mayor, previsiblemente llegaría un momento en el que la escasez de certificados de origen llevara a que éstos comenzaran a tener un precio distinto de cero, lo que de por sí crearía un nuevo incentivo a la inversión en renovables. Aun sabiendo que el número de certificados (cerca del 43% de la electricidad del país) es muy superior a su demanda, esta es la única razón por la que estamos de acuerdo en mantener la comercialización de energía “verde” como bandera, si bien nos parece necesario que el consumidor sepa que la condición no basta por sí sola para acreditar el compromiso de su suministrador con la transición energética renovable. Se trata, a nuestro juicio, tan solo de una condición necesaria; un requisito mínimo de contratación.
Sin compromiso de permanencia
No creemos en las imposiciones. Nos gusta que nuestros clientes se sientan satisfechos de tenernos como suministrador de su energía.
Si algún cliente decide resolver anticipadamente el contrato y cambiar de suministrador no imponemos penalización alguna. Sencillamente esperamos a recibir la lectura de cierre efectuada por el distribuidor y damos por terminado el contrato, agradeciendo la confianza.